(Tenerife)

Durante mucho tiempo creyó que los cuentos servían para dormir a los niños. Hasta que una noche de 1994, en una función de la narradora cubana Mayra Navarro, descubrió que los cuentos son para despertar a los adultos. Aquel día le cambió la vida. El veneno de los cuentos le entró por las orejas y empezó a soltarlo por la boca en 1995. Poco a poco, las historias literarias y ajenas dejaron paso a las anécdotas personales, aderezadas con recursos del clown, el cabaret y el teatro de la provocación. En sus funciones cuenta cosas que le han pasado, cosas que le conmueven. Ha participado en festivales de narración celebrados en Los Silos, Agüimes, La Laguna, El Sauzal, Lanzarote, La Habana y Madrid.