Para construirnos o para destruirnos. Para convivir integrados o para vivir excluidos. Los cuentos responden preguntas y transmiten normas sociales. «Contándonos damos forma a la existencia», dice Cristina Temprano. Queda inaugurado el 7º Festival del Cuento Contado de Lanzarote. 🙂 

No es un lugar cualquiera. Estamos en la Biblioteca de Tías, un espacio “emblemático” para la historia de la narración oral en Lanzarote, gracias al empeño personal de la bibliotecaria de Mercedes Rodríguez. “Es una gran emoción empezar aquí Palabras al Vuelo”. ¡Y con el aforo completo! 

¿Qué importancia tiene la tradición oral en la historia de la humanidad?

La narradora Cristina Temprano, capitana de este Festival del Cuento Contado de Lanzarote, responde con una conferencia-narrada sobre el poder de la palabra. Así, rodeada de libros de Jo Nesbo, Agustín de la Hoz y Haruki Murakami, lanza el primer dato revelador: el lenguaje tiene 400.000 años de antigüedad, los mismos que el yacimiento de Atapuerca. Así de anciana y ancestral es la narración oral. 

La escritura a su lado es una recién nacida: tiene 6.000 años de vida. «¿Cómo es que  hoy día la letra escrita es ley y la oralidad apenas sirve para nada?». 

“Aquellas sociedades cazadoras-recolectoras necesitaban recordar sus aprendizajes y transmitirlos, era básico para su supervivencia”. El pensamiento narrativo fue esencial para su supervivencia. Una teoría apunta a que las pinturas rupestres pudieron ser ilustraciones de aquellos primeros relatos contados. 

Lo explica muy bien Roland Barthes: “El relato comienza con la historia misma de la humanidad; no hay ni ha habido jamás en ningún lado un pueblo sin relatos”. Los cuentos son un patrimonio colectivo sin fin:

  • Muchos motivos de La Bella Durmiente aparece en papiros egipcios de hace 4.000 años 
  • Hay una versión china de la Cenicienta fechada hace un siglo 
  • Moisés y Simbad viven aventuras semejantes, cada uno en su recopilatorio de cuentos (la Biblia y Las Mil y Una Noches). 

Ya lo dijo Antonio Rodríguez Almodóvar en 2018 en este mismo festival “El viaje por las conexiones de los cuentos es fascinante”. Díaz Taboada, que también se dedica a recopilar cuentos, asegura que «cuanto más se conocen, más evidente resulta la profunda unidad del espíritu del hombre”. 

“La vida era en grupo, de lo contrario no era posible sobrevivir”

Cristina intercala la narración de varios cuentos en la charla. Relatos sobre cómo los cuentos se desperdigaron por el mundo, sobre la palabra y su inmenso poder. 

Pensemos que antaño no existían ni los smartphones, ni los móviles, ni el individualismo. “La vida era en grupo, de lo contrario no era posible sobrevivir”. Hoy creemos que nuestros mitos son sagrados y que los ajenos son cuentos. Es difícil asumir que ambos proceden de la misma fuente.

Los cuentos se han usado para construir sociedades y también para destruirlas. Viajemos por un momento a Sudán. Sólo unos pocos miembros de la etnia peul conocían los cuentos completos de la tradición oral de la comunidad: eran los que se perpetuaban en el poder. Cuando Francia colonizó la región, desmantelaron su cultura. Algo semejante ocurrió cuando misioneros españoles llegaron a Guinea Ecuatorial: añadieron moralejas y doctrinas cristianas a los relatos de aquella tierra, rubricando otro capítulo más de aculturización. 

«Los cuentos que llamamos ‘clásicos’ son el resultado de decisiones políticas»

Disney y el siglo XIX tienen la culpa. El auge del romanticismo y de los nacionalismos, despertó un enorme interés por el folklore de cada región. Los Hermanos Grimm buscaron cuentos germánicos -olvidándose de que son un patrimonio colectivo que trasciende fronteras- y los burócratas de la época los adulteraron, eliminando referencias violentas, sexuales y escatológicas. Por fortuna todavía se pueden leer las versiones originales previas a la censora corrección política. 

“Los cuentos pueden servir para la inclusión o la exclusión, para acentuar la riqueza cultural o para eliminarla. Estamos hechos de historias”, dice Cristina. Contándonos damos forma a la existencia. “Mi utopía es que los cuentos contribuyan a instalar el sentido de pertenencia a la humanidad”. 

Que así sea. 🙂