Zapilotes de Fábula

Luces de colores, dibujos y una campanilla como timbre anunciador. Son las once de la mañana y Martha Escudero sale a escena. Estamos en la Biblioteca Infantil de Arrecife y la narradora mexicana comienza, sentada, una sesión de narración oral para bebés de uno a tres años de edad. El aforo está completo. 

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La voz de Martha se presenta con suavidad. Capta la atención de los pequeños espectadores con títeres de dedo. Los patos van y vienen, aumentan en número, suman, restan y hacen cuac. Varios pares de ojos siguen el desarrollo del cuento absorbiéndolo todo. Es el público más especial y más complejo: bebés de entre 1 y 3 años de edad.

Es el turno de Pincho, un erizo inteligente que se construye una casa con hojas secas para pasar el invierno. Pero, cosas que pasan: al animal le cae una manzana de un árbol, que termina irremediablemente trinchada en sus púas. Un contratiempo. Algunos niños hacen un mohín. Se suceden las liebres, un oso y las moras maduras para comer.

No todo el auditorio tiene la misma edad ni la misma capacidad de escucha. Algunos se alejan, bailan con sus padres y regresan. Martha narra con la voz, con las manos, con peluches, con un frontal en la cabeza y con un álbum. Llegan las onomatopeyas y la rima protagonizada por un oso.

«Vamos a cazar un oso / un oso grande y peligroso / ¿quién le teme al oso?  / nadie, aquí no hay ningun miedoso»

La sesión se prolonga durante 40 minutos —es la duración recomendada para un auditorio tan, tan, tan novel— y termina con regalos para celebrar el Día de la Biblioteca. «Es importante que regresen, vuelvan por favor», parecen decir los lápices. Que los niños crezcan entre letras, historias, dibujos y relatos. Es la mejor forma de conocer el mundo.

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A las doce comienza el siguiente espectáculo, una Canasta de Cuentos tejida por la misma Martha Escudero para unos espectadores un poco más experimentados: niños a partir de 4 años. Ya de pie, arranca el vuelo del zopilote y el viaje de la tortuga a bordo de sus lomos. ¿Saben cuál es una buena estrategia para que te lleven a un lado a otro? «Llevamellevamellevamellevame…». Termina una historia salpicada de asco, alegría, viento, amistad y la explicación final de por qué el caparazón de la tortuga parece un remiendo.

Es el turno de un mago de muy mal carácter, amargo como las hierbas del té que toma a todas horas. Té, té, té, té, té.  ¡Siempre té! Agua caliente, hierbas, 3 minutos y colador. Y un conjuro para la cocinera que comete un error: abracadabrá, pata de cabra (o budibiblú, como sugiere un pequeño espectador) ahora voy y convierto a María en un colador. Los sortilegios terminan y se suceden los animales: conejos, cocodrilos, abejas y animales con rayas negras que no son cebras.

Las narraciones para el público familiar e infantil tienen plazas limitadas para garantizar una buena atmósfera de escucha y hoy se registra aforo completo en las dos funciones. No se nos ocurre mejor forma de celebrar el Día de las Bibliotecas.